Un grupo de investigadores de la industria de la automoción y del Laboratorio Nacional estadounidense de Argonne ha demostrado que en un automóvil de carreras, un motor de inyección alimentado con E-85, un combustible a base de etanol, supera al mismo motor equipado con un carburador y alimentado por un combustible con plomo, específico para autos de carreras.
El grupo, apodado "Project Green" (Proyecto Verde), demostró durante las pruebas una mejora de un 7 por ciento en el torque (par) y la velocidad de un motor de inyección del modelo CT525 LS3 de General Motors, con un convertidor catalítico agregado al sistema de escape de los gases y alimentado con el combustible renovable E-85. El motor de General Motors es muy popular entre los pilotos de autos de carreras en su versión no modificada.
Tal como subraya Forrest Jehlik, el principal ingeniero mecánico, del Centro de Tecnología para el Transporte, dependiente del Laboratorio de Argonne, estas pruebas comparativas entre las dos opciones de propulsión refutan amplia y firmemente dos creencias mantenidas por la comunidad de las carreras automovilísticas: la de que los motores con carburador son inherentemente más potentes que los equipados con un sistema de inyección, y la de que el E-85, menos caro que el combustible con plomo para bólidos, no es muy apropiado como combustible para estos.
En muchos países, sin contar los garajes en los que los coleccionistas de automóviles antiguos guardan sus vehículos, las pistas de carreras son los únicos sitios en los que hoy en día los motores con carburadores están todavía en uso. Los sistemas de inyección de combustible comenzaron a reemplazar a los carburadores de manera arrolladora a principios de la década de 1980 porque son más eficientes en el consumo de combustible, dando como resultado una distribución de combustible precisa y uniforme a cada cilindro.
Es más, las emisiones de los tubos de escape de los automóviles con motor de inyección son más bajas, reduciendo así la cantidad de óxidos de nitrógeno, hidrocarburos y monóxido de carbono que son subproductos de la combustión.
Los convertidores catalíticos, que reducen aún más la cantidad de emisiones generadas por los motores de combustión interna, no suelen formar parte de los sistemas de escape de gases de los bólidos. Pero utilizando estos convertidores en las pruebas del Proyecto Verde se logró una disminución del 50 al 60 por ciento en el óxido de nitrógeno, una de las sustancias principales involucradas en la dañina formación excesiva de ozono a nivel de superficie.
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